Hace exactamente un año, España vivía una situación dramática. La población seguía confinada en sus casas y la cifra de fallecidos por el COVID-19 ascendía a 24.543 personas. Aquel 30 de abril de 2020 el gobierno anunciaba un plan para que los ciudadanos pudieran abandonar el confinamiento para hacer ejercicio, organizándolo por franjas horarias, hecho que se produjo el 2 de mayo.
España vivía encerrada en sus casas desde el 14 de marzo y sectores como el de la estiba llevaban más de un mes realizando un esfuerzo sin precedentes para garantizar el suministro de los bienes de primera necesidad a toda la población.
Por este motivo, desde ANESCO y tras cumplirse estas semanas un año desde el inicio de la pandemia, queremos dar las gracias a nuestras empresas, Centros Portuarios de Empleo, portuarios y empleados de las empresas estibadoras porque gracias a ellos se han evitado desabastecimientos durante los peores periodos y garantizado el servicio de manipulación de mercancías.
La estiba, servicio esencial
La estiba fue declarada servicio esencial en virtud del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, y esto nos permitió visibilizar la importancia del servicio de manipulación de mercancías e hizo que las administraciones públicas focalizaran parte de sus esfuerzos en nosotros. En este sentido, cabe mencionar el realizado por Puertos del Estado a través de las medidas de apoyo al sector portuario recogidas en el Real Decreto-ley 26/2020, de 7 de julio, de medidas de reactivación económica para hacer frente al impacto del COVID-19 en los ámbitos de transportes y vivienda.
No obstante, ¿fue esto suficiente? ¿para qué debería haber servido ser declarados esenciales? Aunque consideramos muy positivas las ayudas articuladas a través del citado Real Decreto-ley, éstas han resultado insuficientes ya que estaban condicionadas a la variable de una caída significativa de actividad.
El hecho de ser catalogados como servicio esencial también debería haber ayudado a paliar el incremento de los costes que han tenido que asumir nuestras empresas a lo largo de este último año como consecuencia de la implementación de medidas de prevención, incremento de la limpieza y la caída de la productividad. No hay que olvidar que hemos garantizado en todo momento el correcto funcionamiento de los servicios de estiba y desestiba a pesar de los sobrecostes que hemos tenido que soportar como consecuencia de la crisis sanitaria.
Por otra parte, ser esenciales también debería haber servido para priorizar al colectivo de trabajadores del sector en la campaña de vacunación contra el COVID-19, hecho que no se ha producido.
Medidas e incremento de costes
Sin duda, las medidas adoptadas durante este último año por las terminales han sido más que acertadas, dado que se ha posibilitado la prestación del servicio de manipulación de mercancías en idénticas condiciones al ofrecido con anterioridad a la pandemia, mismo coste para el cliente y sin generar tiempos de espera de los buques.
Y todo ello salvaguardando la salud de todos los trabajadores en sus puestos de trabajo pues el nivel de incidencia de la enfermedad ha sido muy bajo en los centros de trabajo.
Este nivel de eficiencia se debe, en gran medida, al modelo de trabajo de las terminales españolas, capaces de absorber los incrementos y picos de demanda gracias a que en los puertos españoles -al igual que en el mercado asiático y a diferencia del norteamericano- se trabaja 24 horas al día, 7 días a la semana.
En este sentido, también cabe señalar que el sector ha logrado mantener todos los puestos de trabajo pese a la situación extraordinaria y las dificultades. Y es que, nuestras empresas han tenido que soportar importantes sobrecostes como consecuencia de la implementación de medidas de prevención, incremento de la limpieza y la caída de la productividad, entre otras.
Por todo ello, tras un año desde el inicio de la crisis sanitaria en España, desde ANESCO mostramos nuestra satisfacción por el esfuerzo realizado como consecuencia del fuerte impacto que ha tenido el COVID-19 en los puertos españoles y que ha obligado a realizar gastos adicionales y adoptar numerosas medidas para prevenir contagios y combatir la enfermedad.