El jurado del “III concurso literario de relatos cortos: estiba portuaria” decidió el pasado 20 de octubre, por unanimidad, conceder un accésit al relato titulado “1898” de la escritora Nuria Muñoz Aige. Hoy ofrecemos una entrevista con la autora para conocer más de cerca su trayectoria y su obra.
Nuria Muñoz Aige nació un 24 de junio en Lleida, localidad en la que reside actualmente. Tras cursar estudios universitarios en Filología Inglesa se trasladó a Londres, donde vivió una breve temporada. A los ocho años escribió su primer poema y desde entonces ha mantenido una relación pasional con la literatura que le ha llevado a adentrarse en diversos géneros, desde la literatura juvenil, el cuento infantil o el relato breve, hasta la biografía. Su preferencia, no obstante, es la narrativa, tanto en lengua castellana como en catalana. Además de implicarse directamente en todo el proceso de publicación de sus obras y de diseño de sus portadas, Nuria Muñoz es copywriter de una página de cocina y realiza colaboraciones esporádicas como bloguera de viajes. En Bavetes al Regne dels Llimacs, Crónica de un vacío, La Saga de la Mandrágora o Històries de Babaus, Enamorats i altres Espècimens son algunas de sus obras.
- Y ahora, “1898” ¿A qué se debe su interés por el sector de la estiba? ¿Tiene alguna relación o la ha tenido con el sector?
En realidad, y para ser totalmente sincera, descubrí el concurso de relatos de ANESCO por casualidad, como suceden las mejores cosas en esta vida. Mi relación con el sector de la estiba portuaria es del todo inexistente, y ello me llevó a documentarme ampliamente. Reconozco que me gustan los retos y aprender sobre otras realidades, y a partir de esta búsqueda de datos para escribir el relato aprendí que, como en muchos otros campos, detrás del mundo de la estiba hay mucho más de lo que parece. Es así cómo me fui metiendo y metiendo en el tema, principalmente en su historia, que me resultó mucho más apasionante de lo que creía de antemano.
- Su relato narra la historia de una saga familiar de estibadores afincados en Barcelona. Habla de dureza, sacrificio, renuncias, amor… ¿ha pretendido con ello transmitir los valores que encarna la estiba?
Considero que dichos valores son inherentes a la estiba portuaria, y sobre todo en tiempos pasados, cuando todo era mucho más duro. De todos modos, no ha sido algo planificado, sino que la misma historia, al redactarla, iba necesitando incorporarlos; sería superficial hablar de la estiba portuaria a finales del siglo XIX sin hablar de esfuerzo o de dureza. Hay cosas que se planifican al escribir y otras que nacen solas, que la misma historia va transpirando; es ahí cuando los sentimientos o los valores van brotando, casi por sí solos, como sucedió con “1898”. En cuanto al amor, se trata de una constante que siempre, de manera totalmente involuntaria, acaba apareciendo en todos mis relatos. Será que, en el fondo (y me temo que en la superficie) soy una romántica. Por supuesto, en este caso no podía hacer una excepción. Por otra parte, el relato tiene una parte dura; considero que la aportación de la nota romántica es el contrapunto perfecto.
- ANESCO decidió poner en marcha este certamen con el objetivo de divulgar la actividad de las empresas estibadoras. ¿Cree que este sector sigue siendo un gran desconocido? ¿Qué percepción tenía usted antes de escribir su relato?
Sí, definitivamente, lo creo. Es cierto que, hoy en día, todos tenemos mucho más acceso a cualquier tipo de información, y eso nos facilita conocer actividades ajenas a la nuestra. A pesar de todo, tengo la impresión de que no se conoce mucho sobre el sector e, igualmente, que no se le da el valor que se merece. Por desgracia, reconozco que me incluyo entre ese inmenso grupo de personas que no se había planteado nunca quienes eran los estibadores ni hasta qué punto su trabajo es esencial para que todo siga funcionando a nuestro alrededor. Yo sabía del mundo de la estiba lo poco que sale en los telediarios y en los periódicos, y eso, por desgracia, no resulta suficiente para tener una visión clara de conjunto ni, mucho menos, para darle la relevancia necesaria. En este sentido, espero que el certamen de ANESCO ayude a conocer mejor a este sector, y por ello les felicito por la excelente iniciativa de este certamen.
- Ganadora del primer premio de poesía de Flix y finalista de la 8ª edición del concurso de relatos cortos del Segrià, ¿Qué la impulsa a escribir y por qué un concurso de relatos sobre la estiba?
Escribir, para mí, es como respirar. No concibo mi vida sin escribir, pues es algo que he hecho siempre, desde los ocho años. Aún no sé cómo pasó, pero fue entonces cuando, por primera vez, cogí un lápiz y escribí un poema. Se titulaba “El amor” y, como no podía ser de otra manera a esa edad, lo acompañé con un dibujo. Ha llovido mucho desde entonces y no recuerdo los detalles, pero me debió gustar la experiencia, porque ya no paré… y hasta ahora. Hace apenas medio año que decidí presentarme a algún concurso literario, pues estaba más centrada en revisar mi última novela y en terminar la última. Después de tanto trabajo duro, los concursos de relatos han sido, para mí, realmente refrescantes, pequeñas gotas de lluvia multicolor que me permiten escribir sobre mil temas variopintos, y eso siempre es interesante. En cuanto al concurso de relatos sobre la estiba, fue realmente un reto. Era consciente de que no sabía nada del tema, y de que debería aprender mucho. Ese, precisamente, fue el reto: ser capaz de escribir un relato del cual estar satisfecha partiendo de bien poco. Y debo decir que todo el proceso fue altamente gratificante, pues lo disfruté muchísimo.
- Dice que su relación con la literatura es pasional y, de hecho, en su relato parece establecer también esa relación entre la estiba y el protagonista ¿Hace falta pasión para trabajar en ambos casos?
Rotundamente. En ambos casos hace falta pasión; de hecho, en cualquier actividad que se realice en esta vida hace falta pasión, estoy totalmente convencida de ello. Sin pasión, todo acaba siendo plano, aburrido, monótono.
Yo escribo de manera pasional porque, cuando escribo la primera frase de alguna historia, esta me acaba abduciendo, me atrapa de manera irremediable (aunque yo me dejo…). A partir de ahí, mis dedos se aceleran sobre el teclado y necesito expresar, enlazar, crear personajes, describir otras realidades… Las ideas van surgiendo en los momentos más inesperados; a veces las anoto en una nota en el móvil, y otras en el primer papel que tengo a mano. Es la pasión la que hace que los proyectos de todo el mundo salgan adelante, y estas mismas ansias por hacer las cosas bien deben estar presentes en cualquier otra actividad, hablemos de estiba, de docencia, de sanidad, de política o de ganadería.
- Marcel Prévost dijo que “El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma» ¿Qué significa esta cita para usted?
Preciosa cita, la cual subscribo al cien por cien. Un libro tiene mil potenciales: el de hacernos reflexionar, el de hacernos llorar, el de instruirnos, el de hacernos sentir miedo, alegría, vergüenza… Nos puede hacer felices o, incluso, atarnos a un paquete de pañuelos de papel durante toda una tarde. Yo he llorado con Los Puentes de Madison, disfrutado del miedo con Stephen King, aprendido con la novela histórica de Noah Gordon… he descubierto mil y una cosas con múltiples autores… Y, en mayor o menor medida, seguro que todas ellas me han cambiado en algo, pues sus palabras de tonos diversos han calado dentro de mí como lo hace la lluvia fina: suavemente, pero de manera constante. Ese es el poder descomunal de un buen libro, y no debemos menospreciarlo. Y, si en lugar de calar, nos empapa, cosa que puede suceder, ese libro sí puede cambiar el destino de un alma.
- Y para finalizar, háblenos de sus próximos proyectos ¿de nuevo narrativa?
Sí, de nuevo narrativa. Si bien de vez en cuando sucumbo a escribir poesía, considero que soy mejor narradora que poeta, y me hallo más cómoda narrando historias que concatenando versos.
Mi próximo proyecto es la publicación de la novela que escribí durante el confinamiento, que trata, en parte, sobre la Guerra Civil española, pero desde un punto de vista radicalmente diferente. Por otra parte, estoy trabajando en la corrección de otra obra mucho más fresca y actual, radicalmente diferente a la anterior, en la que me he propuesto, de manera intencional, cambiar del todo de registro en cuanto a vocabulario, tono, e incluso temática. De hecho, es tan fresca que incluso tiene una pizca de irreverente, lo cual reconozco que me resulta muy excitante a nivel creativo. Esperemos que el 2022 las vea las dos publicadas; esa es mi máxima aspiración en este momento. En el horizonte más lejano, sin duda alguna me veo de nuevo trabajando en otra novela, y de hecho tengo una idea que me ronda por la cabeza ya hace cierto tiempo. De momento, creo voy a dejar al teclado descansar durante una temporada, que se ha ganado unos meses sabáticos.